Como sabéis muy bien, Miguel Vallinas es uno de nuestros fotógrafos favoritos y su series Segundas Pieles, Raíces y Ceci n’esa pas son ya un clásico en kreislerart en esa fructífera y original relación que tiene Miguel con el surrealismo.

Ahora os traemos las imágenes de MAO, mano en portugués, que se componen de un cuerpo y una mano, situándose ésta última en el lugar que ocuparía la cabeza. Pretendiendo así que el espectador sea capaz de hacer una lectura completa de un cuerpo y una cabeza en el que realmente no existe ninguna cabeza.Cada una de las manos representa una actitud o ejerce un acto que habitualmente hacemos con ellas. Se establece una relación entre las manos y la cabeza entendiendo que las manos son las ejecutoras inmediatas de nuestros pensamientos, y las acreedoras del mérito de llevar a cabo dichas acciones. 

Las manos son el principal órgano para la manipulación física de aquello que nos rodea, las que nos aportan mayor información táctil del entorno, nos permiten escribir, señalar, sostener e interpretar.Con estas imágenes se quiere dotar de mayor importancia a aquello que hacemos, en lugar de lo que pensamos, de ahí la relación entre la cabeza y la mano, la cabeza piensa pero la mano es quien ejecuta.

La colección se rodea de manos que parecen simular un ciervo, que alcanzan la luna, que juegan al ping pong, disparan, sostienen un libro, disfrutan una comida, juegan, dirigen, iluminan y ofrecen.

Las manos tal vez no sustituyan la cabeza pero están ligadas de una manera física e intrínseca a la misma, tal vez sí pudieran ser la cabeza, aunque nunca tendrían ojos, ni boca, ni oreja o tal vez sí, veámoslo…….

Tamara Kreisler
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